El Centro Sinaloa de las Artes Centenario se localiza sobre lo que durante el siglo XVIII y hasta principios del XIX fuera la rúa en donde se ubicaban las principales edificaciones de Culiacán. Construido a partir del segundo tercio del siglo XVIII, y ampliado durante la primera mitad del siglo XIX, el inmueble originalmente albergó al Antiguo Mesón de San Carlos, uno de los primeros hoteles de la ciudad, el cual aparece señalado ya en el plano que en 1861 mandara hacer para Culiacán el gobernador Plácido Vega.
A finales del siglo XIX, fue sede del Colegio Rosales; durante el siglo XX fungió como el Colegio Guadalupano, Escuela Federal para hijos de Trabajadores, Casa del Estudiante en este espacio, inició la concientización de la conservación del patrimonio edificado de Culiacán, con la Primera Jornada de Conservación del Patrimonio, promovida por la sociedad y la Universidad Autónoma de Sinaloa, con el lema: Construyamos el futuro sin destruir el pasado.
Durante los últimos 20 años, el inmueble sufrió un franco deterioro. En ese lapso, sólo quedaron los muros exteriores Rafael Buelna Tenorio y, finalmente, se estableció allí un instituto privado de instrucción técnica-comercial. A fines de los años setentas del siglo XX, se toma la decisión oficial de demolerlo para que, junto a la antigua Cárcel Municipal, dejara el sitio para el Centro Cultural de la Dirección de Investigación y Fomento de Cultura Regional (Difocur).
Valiéndose de su categoría de Monumento Histórico por determinación de Ley, por hacer sido asiento de la universidad más antigua del Noroeste de México, el Instituto Nacional de Antropología e Historia suspende la desaparición; sin embargo, dos décadas de abandono lo convirtieron en un cúmulo de escombros y basura. El 18 de octubre de 1985, y algunos vestigios de lo que fue el interior. Tras una labor de rescate, emprendida por el Gobierno del Estado de Sinaloa, a través de la Dirección de Investigación y Fomento de Cultura Regional, primero, y del Instituto Sinaloense de Cultura, después, con una inversión aproximada a los 15 millones de pesos, se reconstruyó el edificio en su totalidad, siguiendo las líneas arquitectónicas originales.